miércoles, 1 de octubre de 2008

Miradas

Mirar atràs y ver la plaza. Plaza que se extendìa hasta llegar al rio, hasta llegar al cerro; no habìa cemento. Y estaba el torrentoso rio de los barquitos de papel. Papel que en un inicio mamà doblaba, interminables regatas de tardes inolvidables. atràs, en la infancia, eso era la tarde. Y la mañana era, de caminatas interminables, los peces ensartados, los balines que no alcanzaban nunca a los blancos vivos. Y las noches, las terribles noches. No habia cemento; pero tampoco habìa luz electrica, no habìa electricidad, no habìa televisiòn. Las noches antes de la televisiòn, eran las noches en que mamà leìa algo de verne, de salgari, y ese sueño que era y es aùn "El Principito". Algunas tardes eran de radio y era maravilloso oìr en: sw, sw1, sw2, sw3, sw4, sw5. La onda corta (eso lo sè ahora), y oìr de otros paìses a gente hablar. No se entendìa nada. Por eso uno podìa imaginar los diàlogos, los decires, pero tambièn hablaban algo que se podìa intuir, que era como lo hablado, como lo conocido, pero màs feliz, màs dulce; y luego cuando cantaban, el mundo parecìa màs nostàlgico y màs feliz, en este paìs. Paìs que en ese tiempo. No alcanzaba a tener la dimensiòn de la extensiòn de una mirada.

Atràs no han cambiado los cerros. Los del frente a la derecha. Los de la izquierda en cambio han perdido el blanco. Mi madre ha puesto jazmines varios por toda la casa. Kent dice que los jazmines huelen a burdel, por la madrugada. Yo pienso que jazmin, jasmim, huele muy bien. Puta madre. Gandhi debe estar esperando mi voto, ¡disculpa Gandhi!, no sè porquè no cumplo ùltimamente màs mis promesas. Chat tu madre.

He vuelto a oìr ese dulce canto de en mi niñez. en Chico buarque, en teresinha, en construcao, genialidad de Chico. Fantastico Fagner, en la saeta, en traducirze. Entonces al verlo crecer, quiero que sea hombre de bien. He de enseñarle a vivir con mis ideales a èl tambièn, tendrà que amar la libertad y cantarà en tono mayor...maravilloso Martinho. Màgico es cuando Adrianna habla en mi oìdo, cuando en mi oìdo Adrianna hable.

Es de noche. Atràs, atràs no habìan estos valientes niños por aquì corriendo. No habìa luz. Era toda una hazaña, una aventura; llegar de noche a esta plaza. Generalmente se hacìa en noches de luna llena, las otras noches era casi imposible. Atràs, atràs me caerìa de espaldas. Atràs esta banca no existìa.


miércoles, 16 de julio de 2008

INCIDENTES



Los incidentes van siempre en cuaderno a parte. Eso lo habìa aprendido en clases. Vamos a lanzar habìa dicho victor, yo aceptè al tiro. O el tiro, se dirìa mejor. Como no habìa un puto sitio, nos acomodamos con algunos amigos no mìos. Cuando me levantè para observar el baño y ver las condiciones de este, ni cagando pensè. Habìa que hacerlo afuera. Pero afuera hacìa frio, en una interrupción del baterista que habìamos ido a escuchar, decidimos hacerlo en el baño, pero nuestra mesa entera lo habìa tomado por asalto. Oe tio, ahì estàn las angelas, y sì supongo que estaban porquè yo no sabìa quienes eran las angelas. Victor se acercò y yo lo seguì, aunque unos minutos antes habìa estado tentado de escapar de allì. Después ya fue imposible. Era tan diferente cuando estabas tù. Ahora escucho mùsica cagona. Sino te hubieras ido serìa algo feliz. La cosa es que allì estaban: Angela ficta o Anita. Angela grande. Y Angela radiante. La perfección ese momento se hubiera dado si se hubiera callado ese rato el maldito baterista. Porquè angela era bella a pesar del estruendo, o sobre el estruendo se dirìa mejor. Luego victor dijo algo hermoso como que cada vez que escucha un huaynito de esos, le brotan làgrimas. Luego dijo ese es mi pata, para referirse a cierta anécdota supongo sexual de angela grande. Y asì las cosas yo sin saber que decir, victor conversando y angela doliendome en los ojos tanto que hasta perdì las ganas de tomar.
Las angelas salen a la noche para escapar de la fiesta que se torna peligrosa, y en la calle la verde policía està en redada, la calle de esa noche es la calle de las putas, y angela angelical es confundida por un tombo, que la quiere levantar junto con otras ya levantadas. Cinco o seìs meses de ejercicio, parece que no hacen formar un buen criterio. Después de aclaraciones y supongo algo de histerìa. Angela es devuelta a la noche y después de muchas risas, pienso, angela vuelve a ser ella. Tombo de mierda, pero lo cierto es que: quièn no quiere levantarse a angela. Que levante la mano, pero que no la ponga.
A esa noche victor la llamò la noche del incidente y fue la mejor llamada para esa noche. Angela me lo contò después. El dìa del incidente vestia de amarillo y negro. Y la imagino perfecta abordando los colores de la vida y de la noche.
En el karaoke mientras se esperaba la canciòn pedida, rayando el sol, con: para mi lluvia, para victor un pollo frièndose, para angela, ana y angela a que sonarìa ese anuncio de neòn. Cuando nos pasaron el micro, victor empezò a gritar màs que cantar y la gente, la escuchè, pedìa que se callara. A victor le apagaron el micro, y angela le dijo que sino querìa cantar les hubiera pasado el micro a ellas, con lo difícil que era conseguirlo. No se lo negaron cuando tocò cantar la bambola y debo decir con honestidad que me encantò su versión, y me encantò màs angela. Con esa especie de chal y ese castaño cabello. Seràn almendra o miel?. Se verà màs bello todo desde esa su mirada?.
Cuando soñaba con sangre, la sangre inevitablente era mìa. Cerrar los ojos y no enfrentarme a mis habituales pesadillas. Abrirlos y mirarla a ella serìa la forma mejor de continuar el juego. Porque hay mucho por vivir y mucho por leer y la vida no es tan corta como uno piensa. Cuando termine de leerlo los ojos se me nublaron, el pecho se me contrajo y me quedè sin respiración un instante. Lo vi caminando con el viento revolviendo syus cabellos y eterno gold coast entre los dedos. Supongo que se hubiera sacado los anteojos, los hubiera limpiado, se los hubiera puesto de nuevo y aùn asì, no lo habrìa creido. Es demasiado bella para poderla ver de cerca. Hay golpes en la vida tan fuertes yo lo sè Roberto, golpes como el de tu ausencia, como el de su belleza. Todos nos confundimos alguna vez, todos nos olvidamos alguna vez, y nos mentimos y soñamos aunque no queramos y sufrimos y después mucho después, todo lo revivimos.
La tienda no està donde estaba en la tarde que yo creì ayer. Es lejos le dije a dario y comenzamos a caminar, es lejos porque como estàbamos la distancia parecìa màs larga, donde chucha es la tienda. A lo lejos sòlo habìa una luz, esa debìa ser, allì entre esos pinos le dije y èl se apresuro. Luego me dijo que era una mierda, pensaron que querìamos robarles me dijo, yo me estaba por meter y una de ellas corriò a la puerta y la intentò cerrar, te pasas huevòn. Luego de mucho caminar y ya después de haber comprado los cigarrillos y otras notas, al volver vimos el letrero de la tienda que estaba. Cerrada, puta tienda pensè. Porque yo habìa ido por el lado de la pared y veìa a tres chicas que pensè, estaban conversando fuera de la tienda. Cuando me acerquè màs creì reconocer a una de ellas y luego reconocì a otra màs, puta madre me dije y levante la vista para decir hola y de repente: un angel.

miércoles, 2 de abril de 2008

cartas

“Iban a volver un día. Les temía, sabía que un día volverían. Por lo mismo no fue tan extraño que la puerta se abriera una noche, sin que nadie estuviera. Caminó con pasos lentos, lo que fuera camino con pasos lentos, sin sonido casi ingrávidos, como el miedo obstaculiza la memoria, yo no pude saber que pasaba, pense que era el gato que se había metido en mi cama, lo creía, lo quería creer. Hay que buscarle una explicación, la menos lógica no importa con tal que sea factible; cuando lo arrojé de la cama, cayo pesadamente al suelo y no pude siquiera comprobar que era pues al momento una terrible opresión en el pecho me impedía no sólo respirar, sino también moverme, menos aún podía gritar, ignoro el tiempo transcurrido, pero cuando la puerta se abrió y luego se cerrò, pude por fin moverme y es más podía de nuevo gritar, pero ya había pasado. En un primer momento pense en irme al cuarto de mis padres, lo pensé seriamente, pero ya no tengo cuatro años.

Es un enfrentamiento con alguien que no está, es una lucha en la cama sin motivo, sin propósito. Sé que voy a perderla porque ya no los veo, porque ahora se acercan y es más pueden tocarme. Cuando yo era niño, estaban siempre merodeando de la puerta a las paredes eran sombras en la penumbra, es difícil explicarlo, como siluetas casi blancas que se movían de la puerta a la pared. En las tinieblas, la luz debe ser sombra; y el grito que rompía el silencio y la noche era “allí están, allí están” y el grito era mío, y mi padre o mi madre en mi cama, donde tuvieron que volver, a mi lado intentando mostrarme que no había nada. Y la mano del niño con miedo dibujando una ruta en la basta penumbra intentando mostrarles por donde acechaban, y cualquiera de ellos levantándose aprisa a encender la luz, a borrar los fantasmas de cada noche; de cada puta y temida noche de la infancia. No te lo dije nunca, pero alguna vez tú me salvaste.
Por eso cuando en la lucha caigo, y pese a saber que voy a romperme las espaldas contra el velador en la caída no le temo a ella, y cuando abro los ojos es mi padre quien va a prender la luz y otra vez tengo cuatro años y no siento las lagrimas mojando mis mejillas sino una rabia infinita creciéndome en el pecho; además estoy en otra habitación.

Las imágenes se sobreponen al instante como pasados presentes, olvidados mucho tiempo; como inciertos futuros. Estoy luego afuera y hay dos chicos mayores que sin embargo tienen mi edad, la tienen ahora, pero ese momento son mayores, no sé, no puedo saber lo que están haciendo pero es algún trabajo, algo que desconozco; cuando de pronto en el aire se oye el amor de una pareja, liberado ya de las cuatro paredes, de sus cuerpos, de lo que la gente piense, liberados de todo y de todos, y los dos los que están trabajando me miran con una mirada de burla y comentan entre ellos y yo siento vergüenza, y no entiendo nada, pero ya no soy niño y no entiendo nada y vuelvo a tener cuatro años y uno de ellos comenta como para salvarme: “ya cállate Teresa”, y lo grita, grita por que no entiende, porque no sabe que sus palabras no pueden alcanzarlos, y yo me quisiera morir de no poder entregarte todo lo que mereces, de no poder darte todo lo que mereces, porque aún no entiendo. porque he vuelto a tener seis años.

Sin embargo te he visto. Con otro cabello, un cabello lacio, con el mismo color, y creo haberme visto igual lo siento, porque en ese presente yo no tengo espejo; pero igual que hoy conmovido en tu presencia, te he visto mirarme con ternura, con alegría, en otro presente, en otro pasado, y me admiro de verte y de que no hayas cambiado, y me duele no ser lo que esperas de mi, y me duele no ser lo que espero de mi para ti. Y me duele aún más el saber que esperas, que todavía esperas. Y todo va cambiar, porque todo se repite.
Y así todo se repite. ¿Y si todo se repite?, y si no somos más que la continuación de un sueño, de una aventura que se inició hace ya muchas vidas, al inicio pensé en el poeta y creí entender eso que decía, cuando decía yo es otro, y si yo es yo, nada más, desde el inicio hasta el fin de los tiempos, si somos culpables desde el inicio y no por amarnos, pero sí, somos culpables de una matanza de cinco siglos, de millones de muertes, de tres barcos que redondearon la tierra, de los redondeadores de la tierra en la hoguera.
Si todo se repite, era inevitable todo ese sufrimiento, todo ese padecer, para que tu y yo en los intrincados laberintos de este amor nos volviésemos a encontrar, nos volvamos a encontrar. Y pienso: que de no ser culpables igual todo eso se dio para este momento. De lo bello y lo cruel todos somos culpables, lo malo es que los malos no comprenden. Lo bueno es que los malos no lo saben. Y ya se fueron los fantasmas. y tengo sueño. y sueño.
Y te pienso.
Y te nombro.
Y porque te nombro, la que estaba con la cabeza reclinada en mi hombro, se levanta aprisa y molesta, y la mirò y no intento una disculpa, cierro los ojos y la memoria de mis dedos esta jugando nuevamente, con un cabello ensortijado que hoy no está presente, un cabello ensortijado que siempre. siempre está presente”.
Sabes: nunca fui bueno con las palabras por eso te escribo esto para ver si así me entiendes:
Es más fácil si asumimos por verdad que todo es circular, o por lo menos tiende a serlo.
Dos rectas paralelas, en el punto en que tan sólo una millonésima de grado se desvían, tienden a enroscarse a hacerse círculo. Giramos siempre en torno a algo, Dios, familia, amor, llámalo como quieras, y hay veces, pocas veces en que somos centro de algo. Es quizás un poco más complicado esto del radio, tenemos una especie de cable que nos marca la distancia exacta a que girar, o marca el límite de lo que gira en torno nuestro, esas raras ocasiones, en que de algo nos toca ser el centro.
Esto del cable es un decir, bueno todo esto es un decir. No sabemos el material del que está hecho, por lo mismo asumimos que su materia es la misma de la que están hechos los sueños, el caso es que en un universo infinito, en la mínima porción que como especie nos ha sido entregada, somos millones de círculos girando cada uno en su centro, o alrededor de lo que en ese momento es su centro, como todo esto es suposición, supongamos que hemos girado muchos años sin lograrnos del todo mirar, del todo encontrar, nunca habíamos podido hallar el punto exacto de igualar en una recta nuestros radios, aunque las circunferencias muchas veces quizás se entrecruzaron, pero llega un momento en que tù al extremo y yo al extremo, logramos ese breve segundo encontrarnos, y te vi como nunca te he mirado, y como esto intenta ser sólo una explicación. Asume que esa rotación se detiene un instante. ¡El amor puede parar el universo¡. Y asume que uno puede atarse y desatarse, y atar y desatar. Y en una distracción tuya, me ate a ese cable o lazo imaginario, para girar en torno a ti. Y doy vueltas y vueltas, y te observo y encuentro que no hay nada mejor que contemplarte y así descubro el color de tus cabellos su indolencia a ser peinados, el mar de tus ojos, tu manera de reír, el timbre de tu voz, tu preocupación por los demás, y así muchos gestos, muchos actos.
Mucho de ti aprendo y empiezo a valorar. Y te empiezo a extrañar, hay momentos, son pocos pero son, en que quiero oír tu voz, o tener a mi lado el cielo de tu presencia, y tus ojos me recuerdan el mar y encuentro por allí una caracola y al ponérmela al oído ahí está el mar, y deseo tenerte allí de caracola siempre, para que me traigas la felicidad, o para que me la recuerdes; y luego a las cosas que siempre hay que hacer y a veces lo admito, te olvido a ratos, y a ratos vuelve la nostalgia de ti.
Y así los días allí atado, como en lógica afirmación y negación: estas y no estas. No hay mucho problema cuando no estás, porque estás sólo un poco lejana y en una vuelta de esas, vas a estar de nuevo aquí, pero el tiempo transcurre y algo ocurre y un momento se detiene nuevamente esta rotación. Y aprovecho el instante para atarte. Aunque tu no lo sepas aún, ya estoy en el centro y tú giras y todo es igual, porque aún no te has dado cuenta del centro que ahora tienes, y das vueltas y vueltas y yo no te pierdo de vista y así son más frecuentes los encuentros, pero algo vuelve a suceder, y de pronto te empiezas a enredar en el centro, en el eje y a cada vuelta que das te acercas más, y es extraño, porque empiezo a extrañarte más y más, y la ciudad se torna agradable y sus calles se visten de color, porque existe la posibilidad de encontrarte en ellas, porque ya caminé contigo algunas de ellas, y el plan sale mal, porque el plan inicial era atarte a mí y ya estoy atado a ti, y en cada vuelta me atas algo más, y las mujeres por ejemplo son todas más lindas, porque una se retira el cabello de la frente, o camina o se viste o tan sólo respira como tú lo has hecho alguna vez. Y así en cada acto, en cada gesto, en cada palabra, embelleces a tu género. Y ocurre que a veces me veo rodeado de mujeres; que no tienen nombre, que no tienen cuerpo ni rostro, mujeres que no existen, porque sólo existes tu. Y das vueltas y vueltas y te empiezo a extrañar a cada instante, y te quiero oír y mirar a cada instante, y no sé que es lo que ocurre, y te adueñas de mis sueños, y te adueñas de mis días, de mis actos de mi vida, y esta más cerca, más cerca cada vez del centro que soy yo, que en un inicio era yo. Y de pronto eres el centro de mi vida, de mi mundo, de mi ùnico universo.
Y ya no hay un minuto del día en que no piense en ti y no hay sueño en que no te sueñe, y descubro la angustia, la nostalgia y lo cruel que puede ser, y te metes al centro, màs al centro. Hasta el punto ilógico en que no estas y estas. ¡Y no estas¡.

martes, 1 de abril de 2008

Poder saber de ti ahora

Poder saber de ti ahora
Ahora que el último cigarro
se ha acabado
ahora que pablo se ha callado
ahora que el tiempo no transcurre
y para entender alcanza
y sin embargo
no se logra comprender.

el tiempo no transcurre empero
el reloj despiadadamente
se empecina en marcarnos las horas.

La memoria cansada de recuerdos
Continua en la brega
Y bregar sea acaso retenerte.
La nostalgia se mete muy adentro
Y nos gasta la fuerza
Y la esperanza
Y la distancia es más cruel
De lo que eras de cruel
Y no sabía
Un cigarrillo, sería ahora un respiro
O poder saber de ti ahora.

lunes, 31 de marzo de 2008

la tristeza de roberto bolaño

Me quedé en silencio un momento y luego pregunté si él creía realmente que
Roberto Bolaño ayudó al jorobadito sólo porque hacía años había estado enamorado de una
mexicana y el jorobadito también era mexicano. Sí, dijo el guitarrista, parece mala literatura
para enamorados, pero no encuentro otra explicación, quiero decir que en esa época Bolaño
no iba muy sobrado de solidaridad o desesperación, dos buenas razones para ayudar al
mexicano. En cambio, de nostalgia...



Me preguntaba por la tristeza de roberto bolaño, me impresionò que alguien puediera ser tan triste y tan monumental a la vez. Ja, ja, ja. Como si no fuese posible esa conjunciòn. El dìa de las cuarenta y tres puestas de sol el principito estaba tan triste que se asomò a la tristeza de Roberto bolaño. Realmente estabas tan triste principito, que Roberto bolaño tuvo que cagarse de la risa, admirable poeta bolaño, desde que rincón de la nostalgia podremos encontrar la palabra exacta, porque es cosa serìa la palabra y manolito tendrà razòn siempre cada dìa, dìa a dìa. De nada nos va servir mañana haber aprendido que el everest era navegable, pero eso fue antes aùn del arcoiris que sorprendiò a Javier y a Juan. Buscàbamos la chacana y parece que no existiò nunca para nosotros, ¡ puta madre que lindo es el cusco ¡, y luego la llama o alpaca que nos atacò, los camèlidos sudamericanos dan miedo a veces, nos mirò de frente y parecìa tener una màscara o talvez era una llama siux. Que vergüenza haber corrido con tanto miedo. Penando y pensando decìa Roberto. Y Mario santiago leìa poesìa en la ducha. Para que tù me leas, intento sorprenderme, para que rìas siempre. No gandhi, no tenìas razòn. La musa si existe se deberìa llamar Gabriela. Y es una sorpresa encontrar a un victor a un Alfredo o a paolita. No sea que paolita se ponga a llorar al oìr su milonga y vuelva enfermita a gonzales catàn y no se reponga y se ponga màs loca de lo habitual, bendita pollera. Ninguna bostera se puede quejar si pinta remeras con el corazòn. Y con las caderas. Lo esencial es invisible a los ojos. Los ojos de indefinido color que una vez y ya para siempre nos regalo un angel. La aguerrida naca esa que nos quiso atacar, vamos a sacarle la mierda dijimos, la vamos a sorprender por detràs y carlin se querìa tirar a un canguro. El sòlo hecho de haberlo pensado, la prematura eyaculaciòn no llega a ser precoz?. El infierno son siempre los otros y el paraíso se acerca mucho a un detective salvaje. Belano y lima ya no estàn por eso sus gritos no se van a acallar jamàs, ya era tarde cuando el cuervo de poe tomo conciencia de que no era principista sino tozudo. Hay que leer todo Borges, hay para soñar por suerte un Roberto bolaño. Todos los naufragios sean bienvenidos y que Gabriela riese un poco para mi tambièn a veces. Con el sempiterno cigarrillo entre los dedos, con una mirada que denota pena, sobre todo pena. Asì te he visto un dìa Roberto. El viento despeinaba a veces a bolaño y èl tenìa la mirada perdida. En el màgico cielo de la noche cuzqueña un titipuchal de estrellas, y la idea era joderte Roberto bolaño y en un verso màs de una vez te jodi. Escribir lo que sea, escribir hasta que duela, eso deja Roberto bolaño, hay que cagarse en todo y en todos. Porque hay mucho para leer y mucho màs para escribir y la vida no es tan corta como uno piensa. Soñé que Georges Perec tenía tres años y lloraba desconsoladamente. Yo intentaba calmarlo. Lo tomaba en brazos, le compraba golosinas, libros para pintar. Luego nos íbamos al Paseo Marítimo de Nueva York y mientras él jugaba en el tobogán yo me decía a mí mismo: no sirvo para nada, pero serviré para cuidarte, nadie te hará daño, nadie intentará matarte. Después se ponía a llover y volvíamos tranquilamente a casa. ¿Pero dónde estaba nuestra casa?. Soñe que Roberto bolaño estaba muy triste y yo me sentìa impotente de no poder consolarlo, soñe que Gabriela hablaba en mi oìdo y sentì que no hay el mundo una voz màs bella que la soñada. No compañeros, no. La juventud es una estafa. Y nada de lo no hayamos tenido està perdido. La poesìa. La poesìa es un pajaso.